Portadilla de "Creo en los milagros", sacada de las galeradas del libro.
Justo ahora, domingo 6 de marzo de 2011, lloviendo por fin, tras meses, en la Ciudad de México, cada una de mis lágrimas -de las que veo y de las siento- lleva el nombre de alguien a quien realmente quiero o por quien realmente soy, aunque en realidad sea por mí mismo. Marcos-Ricardo Barnatán viene a decir en su prólogo a mi "Creo en los milagros" que yo escribo de amor. Y es cierto y reconozco que apenas eso sólo sé, y quizá haya conducido y construído mi vida con esta secular torpeza mía por ese motivo. Y también quizá por ello nunca haya dejado de creer en los milagros.
"Creo en los milagros, antología personal 1985-2009", editado por Mónica Gameros en su Cascada de palabras, cartonera, va a tener, gracias a muchos de vosotros, a lo que parece, un largo recorrido. Mi editora ya ha recibido correos procedentes de Chile, Perú, España y diversos puntos de la República mexicana, con peticiones de libros y se está montando una agenda para irlo presentando en diversos sitios... Ya iré anunciando las presentaciones de Creo en los milagros, que también darán que hablar, os lo aseguro. Y que, en la medida de lo posible, serán retransmitidas por Internet (http://es.justin.tv/manuelperezpetit).
Como bien sabéis, "Creo en los milagros" se debe pedir a la editorial: Cascada de palabras, cartonera. Contacto: Mónica Gameros: monica_gameros@yahoo.com.mx, aunque también me podéis escribir a mí, pidiendo ejemplares o lo que sea, y yo le hago llegar el correo a Mónica. Mi correo es: mpp@sediento.org.
Sin embargo, el motivo de esta nota es otro bien diferente al de promocionar la difusión y venta del libro. Lo que aquí quiero, apenas salidos de maquila los ejemplares de "Creo en los milagros", es daros un testimonio de gratitud y de afecto a todos y cada uno de vosotros. Porque en ningún caso yo hubiera publicado, ni en éste "mi segundo exilio" -como con gran tino dice en su generosísimo prólogo Marcos-Ricardo- si no fuera por lo que cada uno de vosotros supone para mí. Ningún nombre está puesto al azar aquí, y pese a que no estén todos -es la injusticia de las listas y de que Fb reduzca a 30 el máximode etiquetas en una nota-, todos los que estáis sois residentes de privilegio en mi afecto. Así, Mónica Gameros, Marcos-Ricardo y Rosa, mi hermano Jorge Leroux, Mónica González, Eric, Jorge, Angélica, Tonatihu, Memo, Ricardo, Sagrario, Antonio, Karina, Armando Felipe, Carlos, Appu, Javier, Mónica Sánchez Escuer, Gab, Kobra, Estephani, Timo, Lourdes, Marco Antonio, Maya, Cosme, Flavio, Mariana o Mina no estáis etiquetados por casualidad, sino por difrentes moticos, y vosotros lo sabéis.
Bien es cierto que, como también también afirmo en mi introducción al libro, con la publicación de "Creo en los milagros" saldo deudas que tengo contraídas con mi obra, y no lo es menos que aún conservo tres libros completos en el secreto de los cajones de mi escritorio -uno de 1988, "París no existe", poema de mil doscientos versos que sorprenderá algún día -aún siendo un libro de juventud-, y dos de 2010-11, "Poemas urgentes" y "Mexicanerías", así como algunos proyectos inconclusos, "Paisajes cardinales" y "Mi pensamiento", fundamentalmente, lo cierto y verdad -como se diría en mi tierra-, es que escribo para compartir mi soledad, por amor, porque no puedo no escribir.
A modo de saludo y prólogo
por Marcos-Ricardo Barnatán.
Manuel Pérez Petit es un personaje atípico. Poeta antes que nada, pero también animador cultural, un hombre de insaciable curiosidad y vasta cultura, de muchas lecturas pero también de muchas músicas y artes, con una irrefrenable tentación por la vanguardia allí donde esté naciendo, pero con esa pulsión clásica que deja que el idioma respire por los metros de la memoria. De esas dos tendencias del alma, que en él no son contradictorias, hay cumplida muestra en el libro que hoy tengo el honor de prologar. Y que, antes que nada, hay que decir que es un libro de amor.
Le conocí hace varios años, quizá cinco, quizá seis –el tiempo pasa deprisa, Manuel, y deja descolocadas las fechas- a poco de instalarme en el madrileño Barrio de las Letras. Allí regentaba Manuel una tertulia interartística, interdisciplinar, y allí tuve noticia de sus versos caudalosos. En aquel ambiente fraternal y, hay que decirlo, un poco bohemio. Luego me ha ido teniendo al día de sus trabajos, pese a la distancia que ha querido establecer, con el Océano por medio, y gracias a las nuevas tecnologías, de cuya magnitud y belleza en el mundo del arte es convencido apóstol. Porque Manuel ha querido exilarse a México, haciendo el viaje inverso al mío, cruzando el mismo mar, yo de Argentina a España, él de Madrid a México, en este su segundo exilio. Su ciudad natal, Sevilla, aparecerá a menudo en Creo en los milagros, en forma de frutas, de aromas, de músicas, y hasta de esa vocación marina que tiene la que fue puerto mayor de Andalucía, aunque lo fuera de río. Pero cuando su poesía piensa el exilio, que es uno de sus grandes temas, algo nos hace saber que está hablando de una categoría metafísica, del estar fuera de sí que muestra una vena mística sutil pero omnipresente.
Porque la patria del poeta es la lengua. La patria del poeta es la poesía. Y sobre ese quehacer que es un don, reflexiona Pérez Petit dentro de los propios poemas: la modernidad lo exige. Exige ese constante pensamiento en torno a la lengua, en torno a la forma, en torno a la expresión poética.
No sólo cuando hace metapoesía: también cuando juega con el verso y con la tipografía, cuando diluye las líneas o cuando llega al versículo, cuando se deja llevar por los ritmos endecasilábicos, por ejemplo, o fuerza las rimas tradicionales en medio de poemas rigurosamente blancos…. Nada está dejado al azar. Y todo conviene al tema al que me referí al principio: el amor, cuyos movimientos a juego con la muerte, persigue el poeta como columna vertebral de su producción. Desde el amor, la muerte, el exilio, la paternidad, el desengaño, la soledad…. Desde el amor, el mar, algo más que naturaleza y también naturaleza. Y el paisaje, y las tierras y la tierra.
Es este un libro complejo que reúne textos de distintas series, escritos por el poeta de 1985 a 2009, seleccionados entre una producción envidiablemente amplia. Vaya mi saludo a Creo en los milagros, con mis mejores votos: estoy seguro de que será digna presentación en tierras mexicanas, y que será sólo el primero.
Madrid, Enero de 2011.
PRESENTACIÓN
Por Mónica Gameros, editora.
Cascada de Palabras entrega este libro que compila la obra del poeta español Manuel Perez-Petit, un adicto a la contemplación y eremita del verso que se desnuda, se descarna y se entrega al amor, la soledad, la muerte, la vida, la esperanza y el canto.
Es difícil la labor de la edición independiente ante la proliferación de ofertas literarias que difunden la obra de poetas consagrados, conocidos y premiados. La visión de esta editorial es la proliferación literaria de los autores vivos, de los autores que nos traen con sus cantos el segundo mismo en el que han descubierto una sensación nueva, a caso en su historia de vida, un segundo único de resplandor, a caso en nuestra vida, un momento de empatía y con-sentimiento de lo que nos rodea.
Halagada por la entrega generosa de Manuel, presento orgullosa esta obra.
No sé qué ocurre
Soy una señal de mis señales,
lleno como estoy de las marcas de mi miedo en que aposenta el rayo su corona,
más allá de todos los relojes, andando sin espejos todas las promesas.
No sé qué ocurre. Ya ni ríen los delfines,
y puede que ya sepan lo que reina -mentira y ajo y agua- en todos los mercados.
Y aunque tu aliento entre por mis ojos, ya sé que yo no tendré cura.
Acaso por tus versos, mi querida gran desconocida, lo que mantengo son vagos recuerdos.
(Al principio creo recordar que estuvo el fuego, y que tu nombre dictó la geografía)
(1990)
De eso de lo que sólo cierta emoción entiende
Me ensartas en las galerías que construyes en el aire arrancándome los ojos,
me conviertes en rebaño y soy cordero, en tanto me dibujas en lienzos pautados con firmeza,
en esta cárcel en que te rindo culto y firmo el armisticio, en medio de tus fuegos envolventes,
y obedezco los decretos de la república que impones en la dulce tiranía en que por ti muero.
Puntillismo infinito es tu receta para siempre, siempre y cuando yo cumpla tus preceptos y liturgias,
y eso será siempre, y tú lo sabes, como sabes que soy en mi simpleza el último de tus súbditos,
el más ferviente admirador de tus besos, tus conjuros, tus caprichos, tus designios inmortales.
El plinto soberano que me haces se hace jardín del que no escapo, aunque sabes que nunca escaparía,
en que tu satisfacción y tus ojales florecen en macetas infinitas llenas de condimentos insaciables,
y juegas y me das de bofetadas hasta saciar tu apetito de venganza, tu hambre y sed de mis balcones,
y tus ondas expansivas me confunden en medio de tus guisos y llega la hora de morir en el único regazo.
Guantadas enguatadas de gata y de acero capaces de modelar con pericia alquimista el calendario,
entregadas a su tarea, en este sacerdocio en que me sumerges a tu antojo en un mundo nuevo...
Manos abiertas, fogones de cinco dedos, olla, aceite, sal, pimienta y cuchara de caña para que suene,
en tanto bailo en el mar de lágrimas que me deshace y es tu gozo en mi donación total que me consagra.
El pentagrama de mi vida se hace entonces permanente, y yo ya siendo tú contigo me desintegro
en los ingredientes favoritos: agua, tierra, fuego, aire..., en las cosas que a los demás se esconden,
y haces de mí un ser soluble en estos mismos versos que no verán la luz más que en tus ojos,
los únicos posibles...
(2009)
Con mucha alegría, y a pocos días de haber presentado "Aceitunas negras" (miCielo ediciones, México, 2011), cuya preciosísima -en todos los sentidos- edición de 100 ejemplares únicos ya está absolutamente agotada, os remito la información de "Creo en los milagros, antología personal 1985-2009", mi segundo libro mexicano, editado primorosamente por mi admirada Mónica Gameros en su editorial "Cascada de palabras, cartonera". Se trata de una selección de 35 poemas que reflejan mi trayectoria desde mi juventud hasta 2009, con prólogo del poeta y escritor hispano-argentino Marcos-Ricardo Barnatán.
Leí algunos de estos poemas en varios recitales desde el pasado mes de septiembre de 2010 en la Ciudad de México y muchos han sido objeto de varias publicaciones -hoy inencontrables- tanto en España como en México. De mi producción posterior -la de 2010 y 11- sigo dejando reposar "Poemas urgentes", libro que he escrito, salvo las aceitunas y algunos poemas más de otros momentos, en 2010, y "Mexicaminerías", escrito íntegramente en México.
Al igual que "Aceitunas negras", "Creo en los milagros" sale en una primera edición con un tiraje de 100 ejemplares foliados. Que haya más ediciones dependerá de la demanda, por lo que os pido que seáis rápidos y le escribáis a la editora ( monica_gameros@yahoo.com.mx )para reservar el vuestro. En principio, el acuerdo es que el tiraje será ilimitado mientras haya demanda.
Muy pronto va a tener lugar la presentación principal de "Creo en los milagros", que correrá a cargo del poeta Cosme Álvarez y tendrá lugar en la Ciudad de México. Ya os avisaré.
Os reitero mi gratitud profunda, mi disposición total y mi convencimiento de que estamos realmente en el principio de una larga amistad, llena de colaboración y satisfacciones.
vuestro
Manuel Pérez-Petit
México, Distrito Federal. Marzo de 2011